Las investigaciones en torno a la nutrición cada vez son mayores y nos permiten conocer más a fondo los alimentos y cómo estos afectan a nuestra salud.
Tras el nuevo informe presentado por EFSA (Risk assessment of glycoalkaloids in feed and food, in particular in potatoes and potato‐derived products), se desvela que determinadas sustancias presentes en la familia de las solanáceas: berenjenas, patatas y tomates, (entre otras), podrían suponer un riesgo para la salud de consumidores medios y altos de las mismas, de edades tempranas.
En concreto se habla de los glicoalcaloides presentes en estos alimentos, en especial de la patata por tener mayor concentración. Se trata de sustancias que son consideradas toxinas naturales que protegen a la planta de insectos y plagas pero que pueden ser perjudiciales para la salud en dosis elevadas.
En las patatas los glicoalcaloides más abundantes son:
α ‐ solanina
y la α ‐ chaconina
Y a su vez, la concentración de los mismos va a depender de factores como la luz y la temperatura. La maduración, la variedad de patata y la parte de la planta.
Por ejemplo, en la piel es mayor la concentración que en otras partes, así como si se almacenan en oscuridad que aumentan en un 20%.
Seguridad alimentaria
La EFSA ha determinado que puede ser un problema para bebés y niños cuando su consumo es medio o elevado, mientras que para adultos el problema sería solo en grandes cantidades.
Los efectos que pueden causar en nuestro organismo son gastrointestinales:
náuseas
vómitos
diarrea
dolor abdominal
Siendo el nivel de efecto adverso más bajo de 1 mg de glicoalcaloides totales de la patata / kg de peso corporal por día (dosis más baja en la que se observan efectos no deseados).
Asimismo también se identificó riesgo en el consumo repetido pero sin llegar a identificar cual puede ser el nivel de efecto adverso más bajo.
Reducción de glicoalcaloides en solanáceas
Sencillas acciones a la hora de consumir patatas nos pueden ayudar a reducir la concentración de glicoalcaloides.
Pelar las patatas: 25 y 75% menos.
Hervir las patatas peladas: 5 y 65% menos.
Freír sin piel: 20 y un 90% menos.
Calentar al microondas sin pelar: 3 a 45% menos.
Hornear en el horno sin pelar: 20 a 50% menos.
Por lo que el cocinado en general nos va a ayudar a reducir los glicoalcaloides y quedaremos a la espera de nuevas y más profundas investigaciones.
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